Premio Francisca de Pedraza

El Premio Francisca de Pedraza contra la violencia de género se inspira en una mujer alcalaína del siglo XVII que consiguió uno de los hitos más importantes de la Historia al ser posiblemente la primera mujer que se enfrento al poder, logrando una sentencia sin precedentes, en la que resultó clave el entonces rector de la Universidad de Alcalá, Álvaro de Ayala.

La conquista de la igualdad, el respeto a la dignidad humana y la libertad de las personas tienen que ser objetivos prioritarios en todos los niveles de nuestra sociedad. Hacemos nuestras las palabras del discurso del presidente Zapatero en el I Premio Francisca de Pedraza: Alcalá por cervantina es patria
de libertad.

Con el fin de contribuir a la promoción de tales valores, la Asociación de Mujeres Progresistas de Alcalá de Henares creó este galardón en 2016, que se concede anualmente, con la finalidad de distinguir y reconocer la trayectoria de aquellas personas, colectivos, entidades o instituciones que han destacado o destaquen por su compromiso y dedicación en la lucha contra la violencia de género. Agradeceremos siempre a los profesores Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando Batanero sus investigaciones.

I Premio Francisca de Pedraza contra la violencia de género: José Luis Rodríguez Zapatero
II Premio Francisca de Pedraza contra la violencia de género: UNIDAD DE ATENCIÓN A LA FAMILIA Y MUJER (UFAM). Comisaría General de Policía Judicial. Cuerpo Nacional de Policía.

¿Quién es Francisca de Pedraza?

Francisca de Pedraza fue la primera mujer que denunció violencia de género y que obtuvo una sentencia condenatoria al maltratador, en 1624, y una orden de alejamiento. Esta sentencia
tiene una gran relevancia jurídica por no existir otra conocida en fecha tan temprana, siendo el Rector
de la Universidad de Alcalá, por entonces Álvaro de Ayala, clave para que se produjera esta sentencia sin precedentes y se hiciera justicia. 

Huérfana de nacimiento, Francisca estudia en un convento alcalaíno, y se casa con un hombre que la maltrata brutalmente a diario. Mientras ella atiende a sus hijos, su marido malgasta su dote. Es frágil y delgada, porque apenas come, pero eso no le impide pleitear, en la justicia de la Iglesia, para disolver su matrimonio. 

En estos pleitos no se condena al maltratador, si no que se recomienda eclesiásticamente el cese de las palizas. Francisca denuncia entonces por la justicia ordinaria, con el mismo resultado. Pero no se rinde, y acude a la justicia universitaria. El Rector Álvaro de Ayala, con la primera cátedra en España de derecho canónico y civil, decide tomar el pleito dentro del recinto universitario.

Se dicta la devolución de la dote, orden de alejamiento y divorcio. Todo ello en 1624. Esta condena solo fue posible por la fusión de una mujer invencible y un pensamiento universitario erasmista, europeo y moderno. Es una sentencia única, y no se conocerá otra similar en nuestro país hasta muy avanzado el siglo XX, tres siglos después.

Sentencia 

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