He cogido el tren a las cinco y cuarto el pasado viernes,
normalmente me traslado a mi trabajo desde Alcalá a las siete menos cuarto y estoy rodeada de
estudiantes y trabajadores.
A las cinco y cuarto la población de mi escaso vagón eran
cinco hombres negros de aspecto frágil, no de los grandotes nigerianos o
espectaculares nubios, de los del África del olvido, dos hombres de más de
cincuenta y seis mujeres de la misma quinta.
¿Y yo me pregunto?
Sera causalidad este porcentaje o es una realidad contundente para destruir
tópicos.
Ante la duda me expongo: las personas negras trabajan antes
de que se ponga el sol y la población más mayor que no se encuentre en las
listas del paro, después de la monumental patada de cualquier empresa dónde dejara toda una vida trabajando, y
especialmente las mujeres mayores, las que cobran una miseria son tan útiles en
el mundo laboral y tan necesarios que
son los primeros en trasladarse a currar.
No tenían aspecto de vivir en la abundancia, más bien: “sin
trabajo me muero y con mi trabajo me matan, me matan”
Esta pequeña reflexión es para destacar que el 17 de Octubre
fue el día internacional para la erradicación de la pobreza y cómo reza el
cartel tiene rostro de mujer
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